Es algo inevitable. Cada vez que me pasa algo o que veo algo que no conozco su explicación, tiendo a buscarlo en la Internet. Creo que, a esta altura, debe ser el "Síndrome googleano". Y la razón, esta vez tiene que ver con mis dedos. Me estaba bañando cuando se me da por mirar las manos y allí estaba, algo me retrotrajo a mi niñez: los deditos arrugados. En el verano, en la pileta, o mejor dicho, en la Pelopincho que tenía unos 15 años, o tal vez más, siempre se me arrugaban; cuando venía de vacaciones de invierno a la Capital, mi tía tenía una bañera y como yo no tenía en mi casa, tomaba baños de hasta 40 minutos con sales de baño que me dejaban todo el cuerpo arrugado. Y bueno, buscando encontré que los dedos quedan en ese estado como un mecanismo de adaptación cuando las superficies están mojadas. Para explicarlo mejor, nuestros dedos son como la suela de nuestras zapatillas: cuantas más vetas tengan, mejor agarre.
(Y si no me creen, aquí les dejo una nota donde lo explican de manera científica mediante un estudio que se hizo en EE.UU)
No hay comentarios:
Publicar un comentario