25 de mayo de 2012

Llamado a la solidaridad varonil



En el transcurso de los últimos tres días he presenciado las asquerosidades varoniles que dejan mucho que desear. La primera de todas ocurrió en el gimnasio de mi barrio. Este tiene tres pisos, plata baja, subsuelo y primer piso. El hecho tuvo lugar en el subsuelo donde hay todas máquinas, sitio en donde en verano hay una mezcla indescriptible de olores no muy agradables, con decirles que hubo días en que prefería ir a golpear una bolsa de boxeo y hacerme mierda las manos. La cuestión es que entro y voy directo a colgar mi campera al perchero cuando se me apreció algo que no puedo explicar, era una mole parecida a Silvester Stallone, por su cara desfigurada, digo. Estaba todo chivado, con shorts cortos y ajustados, si, si, bien apretados pero lo peor de todos fue una musculosa un poco translucida de mangas bien largas que estaba corrida hacia un costado y se podía apreciar el pezón de esta persona. Me chocó, siguió de largo y ni siquiera se disculpó con lo que, ya le había tomado bronca. Aclaro, una cosa es ver en el verano o a tu pareja desnudo que ahí no molestan los pezones, pero otra cosa es verlo transpirado y a medio asomar. No es nada sexy.
La segunda asquerosidad y que ya he posteado sobre esto, fue  ver desde el colectivo a un hombre que estaba parado con su auto en un semáforo y que se estaba escarbando pacientemente su nariz. Esto ya es una tradición en los hombres. ¿No se dan cuenta que algunos autos no tienen vidrios polarizados? Y esos mocos ¿ a dónde van después? ¿Y que hacen con las manos moqueadas?.
Pero eso no es todo mis queridos amigos. Antes del episodio "moqueano" pensé que lo había visto todo. Tranquila en los asiento de a uno de la línea 19, miro hacia mi izquierda cuando veo a un hombre agachado en una vereda con los pantalones un poco bajos. Los famosos pantalones de plomero que dejan a la vista culos peludos (porque nunca te va a tocar para deleitarte un buen culo) y una zanja bien profunda. !Por favor, los cintos ya se inventaron!
Se que existen otras atrocidades masculinas, como por ejemplo, acomodarse el "amigo" en plena vía pública, escupir en la vereda sin mirar hacia atrás y que te lo encajen en el zapato, el NO uso de desodorante potente en verano con ese olor a chivo encebollado que hace bajar la presión a más de uno, los pelos en la espalda y otras cosas más.
También se que voy a instaurar una pelea en donde los hombres que lean esto van a nombrar las cosas asquerosas de las mujeres, que también son muchas, pero para mi defensa femenina, tratamos de no hacerlas en PUBLICO.
Y en mayúsculas pronuncio: ESTE ES UN LLAMADO A LA SOLIDARIDAD DE LOS HOMBRES. COMPÓRTENSE MAS SEXIES EN LA VÍA PUBLICA Y NO TANTO COMO UNOS CERDOS, SIN OFENDER A LOS POBRES ANIMALITOS. GRACIAS.

30 de abril de 2012

Enano portátil

Me he dado cuenta de que soy mujer y aunque siempre he renegado de mi femineidad, de ser histérica, ciclotímica, shoppinera, el gen XY me ha ganado.Y para afirmarlo debo decir: tengo un enano en mi cartera. Pesa una barbaridad. En ella podés encontrar medias, ropa interior, pinza de depilar, campera, maquillaje, hebillas, curitas, chicles, pastillas de todo tipo, anotador, lapiceras, marcadores, billetara, dos manojos de llaves, pañuelos descartables, alcohol en gel, grabador, mp3, cables de puerto USB, pendrives, una botella de agua, manteca de cacao, boletos de colectivos y volantes, y seguro me estoy olvidando de alguna otra cosa. Y caí de que la moda actual es hacer bolsos cada vez más grandes porque le permite a las mujeres llevar casi su casa entera porque o está todo el día trabajando o porque no para en su morada, como me suele pasar a mi. Pero eso sí, hay que cargar con el peso de la cartera y unos tacos de 10 cm todos los días!

9 de abril de 2012

Arrugados

Es algo inevitable. Cada vez que me pasa algo o que veo algo que no conozco su explicación, tiendo a buscarlo en la Internet. Creo que, a esta altura, debe ser el "Síndrome googleano". Y la razón, esta vez tiene que ver con mis dedos. Me estaba bañando cuando se me da por mirar las manos y allí estaba, algo me retrotrajo a mi niñez: los deditos arrugados. En el verano, en la pileta, o mejor dicho, en la Pelopincho que tenía unos 15 años, o tal vez más, siempre se me arrugaban; cuando venía de vacaciones de invierno a la Capital, mi tía tenía una bañera y como yo no tenía en mi casa, tomaba baños de hasta 40 minutos con sales de baño que me dejaban todo el cuerpo arrugado. Y bueno, buscando encontré que los dedos quedan en ese estado como un mecanismo de adaptación cuando las superficies están mojadas. Para explicarlo mejor, nuestros dedos son como la suela de nuestras zapatillas: cuantas más vetas tengan, mejor agarre.

(Y si no me creen, aquí les dejo una nota donde lo explican de manera científica mediante un estudio que se hizo en EE.UU)

13 de septiembre de 2011

No concuerda



Después de haber tomado, creo, unos tres taxis y haber ido de boliche en boliche, como dicen Los Náufragos (aquellos que tengan entre 40 a 60 años me entenderán) gracias a las RRPP de S. caímos en un antro que al principio prometía. Punchi, punchi, punchi y las chicas ya empezaban a moverse un poquito. A., F., J. y yo nos pusimos cerca de la barra, las típicas borrachas. Pero no era sólo por eso, sino porque estábamos cerca de la salida y porque a A. le había agarrado una fobia tremenda de adentrarse más al bar. A S. la perdimos, pero por ahí la vimos moviendo las cachas y la reconocimos por su sombrerito. La música venía bastante bien hasta que empezó el reggaeton. Aunque no me gusta, le puse onda. Pero toda una noche de reggaeton, cuando no es de tu agrado y siempre es el mismo compás, hacen que me ponga observadora. Y esta vez mis ojos se fijaron en las pantallas LCD que estaban detrás de la barra. Y de inmediato le comenté a A.: "Viste, la música que están pasando acá, en este momento, no concuerda nunca con el video que pasan en los televisores. Sino mirá, acá pasan Daddy Yankee y en el televisor están los Black Eyed Peas". Pero me di cuenta, en mis varias noches de salida, que no era sólo en ese lugar. También pasa en otros boliches, en los locales que venden televisores, hasta en los consultorios odontológicos. Por ello, largo otra campaña: empecemos a concordar las imágenes con los sonidos. Sino, a veces, no se le presta atención ni a uno ni al otro y menos con unas copas de más.

15 de abril de 2011

De atrás, por el medio, por la punta



Soy una persona fanática, casi enfermiza dirían mis amigos, en la limpieza de los dientes. Y es que tengo una sonrisa lo bastante grande como para preocuparme por ellos. Así que tengo cepillos de dientes desparramados por cada casa que toco y al trabajo, me llevo mi kit de cepillo y pasta dental para viajeros. Gracias a las compañías "dentífricas" por esas pequeñas cosas que caben en la cartera de la dama y el bolsillo del caballero. Pero a su vez, soy muy observadora. Y mi última observación es el tema de los pomos de los dentífricos pero que denota la personalidad de su poseedor. Existen personas que los estrujan desde el medio: son nerviosas, contienen agresión o estrés y claro, se la agarran con el pobre pomo. O también se puede decir que nunca comienza algo o lo terminan, sino que tienen un término medio. Los que los enrollan desde abajo: detallista, pacientes, que empiezan algo desde el principio pero lo van haciendo lentamente. Los que estrujan desde arriba: impacientes, son los llamados "dentriferos precoses", son los apurados por todo, los que casi siempre dejan el cepillo de dientes con pasta dental y trozos de ésta en el lavatorio del baño.
Y vos, ¿te identificás en alguna?

4 de abril de 2011

Adiviná en cm³



Después de que esta situación me pasara, digamos, unas veinte veces, decidí escribir un post, otra vez de reclamo, de indignación por aquellas pequeñas cosas cotidianas, las que nadie le presta importancia.
Cerca de mi casa tengo dos supermercados, vamos a nombrarlos como "D" y " E" (mejor no dar los nombres completos a ver si me descubren y después, oh sorpresa, un atentado contra mi persona). El primero, que es de descuentos, no es muy bello que digamos. Los productos, en vez de estar en las góndolas, están en cajas, pero lo bueno es que uno se ahorra bastante dinero a comparación de otras cadenas de supermercados. El segundo, pintado de amarillo, nunca tiene una buena atención. Pero lo que más me molesta, es que cuando llegás a la caja y recién empezás a sacar las cosas del carrito de supermercado te preguntan: "¿Cuántas bolsas querés?" A ver, "si yo supiera los centímetros cúbicos que tienen esas bolsas y la resistencia de la misma sumado a los centímetros cúbicos o cuadrados de todo los productos que compro, elevado a la quincuagésima potencia del logaritmo x, más la Ley de gravedad (por si las naranjas o los huevos van arriba o abajo), agregado al peso específico de cada producto, y si afuera el viento sopla a unos x kilómetros por hora (porque hay que ver si la bolsa se bambolea cuando uno la lleva), además de calcular la fuerza que pueden soportar mis músculos, te diría cuántas bolsitas necesito. Pero no, no soy Einstein ni Newton ni Hércules, así que primero meto todo en la bolsita y después te digo cuantas necesito".

8 de marzo de 2011

¿Civilización? ¿Barbarie?

Civilización y barbarie es el título de uno de los libros que me han hecho leer cuando cursaba el nivel secundario y que pertenece a Domingo Faustino Sarmiento, el padre de la educación, como suelen definirlo aquellos maestros que defienden el estandarte de educación de la época colonial. Y en estas pocas líneas seguro que pudieron inferir que tengo un total desprecio por este hombre. No soy analfabeta y aun con dos carreras, sigo estudiando. Pero lo que más recuerdo de este ser, es ese libro que hoy utilizo como título de mi post. Nunca entendí el por qué de querer convertir a la sociedad argentina a los valores de la "Gran Europa" como decían antes. ¿Quién dice qué es la civilización o la barbarie? Que Sarmiento, cuando viajó a estudiar hacia el viejo continente, haya visto otras costumbres, según él, más refinadas, más intelectuales, no significa que en las tierras que pisó después y que luego gobernó no existiera tal cosa. Pero no se pusieAñadir imagenron a pensar la discriminación que hizo el "padre de la educación" a nuestra sociedad, tratándola de bárbara y queriendo conquistar zonas autóctonas impregnándolas con un tinte europeo.
Y eso configuró el karma de la sociedad argentina actual, o por lo menos, la mente de varias personas que conozco o de aquellas que escucho conversaciones en los transportes públicos: "En Europa, los colectivos, si dicen que llegan y 5, te llegan a esa hora. Y acá, si vienen, bien, sino tomate otro"; "En Europa son respetuosos con el semáforo, y ni siquiera te tocan bocina. Acá pasás en amarillo y te gritan de todo"; "En Europa ni loco vas a tirar papeles al piso. En Argentina está lleno de volantes y mugre en la calle"; "Acá no te podés comprar un teléfono último modelo porque te lo afanan. En Europa tienen lo último y lo dejan arriba de una mesa del café de la esquina y nada".
Puede ser que nuestro país no cumpla con "los requisitos europeos", pero entiendan que somos otra sociedad, crecimos diferente. Pero añoramos lo que tiene el viejo mundo.
Muchas de las quejas de nuestro país son por nuestra culpa. Miremos un poco hacia nosotros y no hacia el otro lado del charco. Nosotros somos una civilización también.
Desde hoy empiezo una campaña: "Basta de: En Europa ... y acá ..."